La ardilla voladora

Esta pequeña y singular ardilla se diferencia de sus congéneres en que su vida no transcurre completamente en el suelo, sino que es capaz de "volar", desplazándose de árbol en árbol para buscar comida o escapar de sus predadores. Suele vivir entre diez y doce años, aunque en ocasiones alcanza los quince. Existen más de cuarenta especies de ardillas voladoras, pero la más conocida es la Pteromys volans.

Se la denomina Ardilla Voladora, aunque en realidad no vuela. Realiza una especie de planeo, gracias a la membrana que posee desde sus patas anteriores a las posteriores. Esta membrana se conoce como Patagio.

Es un animal principalmente nocturno, que posee una excelente vistión, olfato y oído. A lo largo del día se queda en su nido, que se encuentra normalmente en la cavidad de un árbol. Por la noche sale a buscar comida y a pasearse por su entorno. Trepa a lo alto de un árbol y se lanza, planeando como lo haría una persona con un ala delta, hasta llegar a su destino y posarse lentamente.

Alimentación de la ardilla voladora

Esta ardilla es omnivora, vive en los bosques y se alimenta de semillas, avellanas, arándanos, cerezas, hongos, nueces, pequeñas aves, insectos o reptiles. En su variada dieta, también incluye los huevos de algunas aves o las cortezas de los árboles cuando tiene dificultad en encontrar otro alimento.

Reproducción de la ardilla voladora

Alcanza la madurez sexual antes del año. El cortejo comienza en primavera, donde el macho intenta impresionar a la hembra con su vuelo. El periodo de gestación ocupa alrededor de cuarenta días, después nacen las crías sin pelo y ciegas, totalmente indefensas y dependientes. Se alimentan de la madre durante un tiempo, hasta ir paulatinamente mezclando la leche con alimentos sólidos. Las camadas suelen ser de entre tres a cinco crías, aunque usualmente solo llegan al año de edad la mitad de ellas.

Amenazas de la Ardilla Voladora

Los principales peligros de la ardilla voladora son los zorros, los gatos domésticos, las serpientes, las lechuzas, los buhos, los mapaches, los coyotes y las comadrejas. Y como no, el ser humano, que tala los árboles donde anida, destruyendo su hábitat, coloca trampas y venenos, y hasta la caza en ocasiones para domesticarla, lo que le provoca la muerte en poco tiempo.

Beatriz Moragues - Derechos Reservados