domingo, 26 de octubre de 2025

Herrerillo común: el color del bosque

El hererillo, con su colorido plumaje y su carácter vivaz, es uno de los pájaros más encantadores de nuestros entornos naturales. Esta pequeña ave, común en jardines, bosques y parques de Europa, destaca por su inteligencia, agilidad y porque verlo volar es todo un espectáculo de color.

El hererillo común tiene las alas, la cola y la cabeza teñidas de un azul vibrante, rematadas con un elegante collar azul cobalto que le da un aire distinguido. El dorso luce tonos verdosos, mientras que la zona inferior se tiñe de un amarillo suave. A simple vista, su aspecto puede recordar al del carbonero común, aunque este último es bastante más grande.

El herrerillo común está ampliamente distribuido por gran parte de Europa. Durante mucho tiempo, también se incluyó en esta especie a las poblaciones al norte de África y de las Islas Canarias. Sin embargo, estudios recientes han llevado a clasificarlos como una especie distinta: el hererillo africano (Parus teneriffae), reconociendo así su singularidad. No se ha registrado su presencia en Melilla.

En la península ibérica, el herrerillo común lleva una vida bastante sedentaria. Suele permanecer cerca de sus zonas de cría durante todo el año, aunque en invierno puede desplazarse ligeramente, sobre todo si las condiciones lo empujan a abandonar los bosques de montaña en busca de refugios más templados.

Al herrerillo común le gusta vivir rodeado de árboles de todo tipo, especialmente de encinas y alcornoques. No es exigente con el tipo de paisaje, puede habitar campos con árboles dispersos, parques, jardines e incluso huertos. Lo que sí evita son los lugares sin árboles, donde es raro encontrarlo.

Aunque el herrerillo común come sobre todo insectos, también le encantan las arañas, las semillas, las moras y los higos. Tiene un menú variado y sabe aprovechar lo que le ofrece la naturaleza.


Reproducción y cría del herrerillo común


El herrerillo común suele tener una sola camada al año, aunque en algunas ocasiones puede hacer una segunda puesta. La hembra se encarga de construir el nido, que suele esconder en huecos de troncos viejos, entre piedras o en cajas nido. Lo hace con mucho mimo, usando musgo, lana, hierbas, hojas secas, pelos y hasta telarañas. Luego lo acolcha por dentro con plumón, plumas y más pelo para que los huevos, entre 6 y 12, estén bien protegidos.

Ella sola se ocupa de incubarlos. Despues de dos semanas aproximadamente, nacen los polluelos, que son alimentados por los dos padres. En unas tres semanas ya están listos para volar.

Una escena realista muestra a un herrerillo común adulto dentro de una cavidad de árbol, junto a cinco polluelos que descansan con el pico cerrado. El ave, de plumaje azul, amarillo y blanco, observa con atención a sus crías, que están agrupadas sobre un nido hecho de musgo. La imagen está en formato cuadrado y destaca los detalles del plumaje, la textura de la corteza y la ternura del momento.

El herrerillo común enfrenta varios desafíos: la desaparición de bosques, el uso de insecticidas en zonas forestales y la falta de lugares adecuados para anidar. Una forma sencilla y efectiva de ayudarlo es instalar cajas nido, que le ofrecen un refugio seguro para criar. Cernícalos y gatos monteses figuran entre sus principales amenazas.

Beatriz Moragues - Derechos Reservados


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