Antiguamente
era usual que este animal merodeara por las cercanías de los mataderos y las
zonas funerarias. Se piensa que esta proximidad con la muerte fue la que
propició que en el antiguo Egipto se le incorporara a Anubis una cabeza de
chacal, ya que este dios es el que acompaña el alma de los difuntos al más
allá.
Se mueve preferentemente por la noche y a primeras horas de la mañana, aunque si no se siente amenazado también puede estar activo durante el día.
Los
chacales viven generalmente en pareja, aunque en ocasiones pueden juntarse
grupos de hasta treinta individuos, pero siempre es por un corto espacio de
tiempo.
Especies de chacal
- Chacal dorado o chacal común: Es el más grande de las tres especies.
- Chacal rayado: Vive en zonas de bosques y generalmente se alimenta de pequeños animales.
- Chacal de lomo negro: Es el de menor tamaño y sin embargo es el que caza animales más grandes.
Alimentación del chacal
Su dieta
consta de liebres y pequeños antílopes, pero también de frutas, insectos
(saltamontes, escarabajos, langostas), pájaros, reptiles, carroña y roedores.
Generalmente cuando cazan a cachorros de antílopes o a cervatillos lo hacen en
pareja.
Reproducción del chacal
El
chacal es monógamo y las hembras suelen tener camadas de hasta cuatro
cachorros, que ocultan en una madriguera bajo tierra, aunque en ocasiones pueden
llegar hasta las ocho crías. El periodo de gestación es de poco más de dos
meses. Los pequeños nacen ciegos y abrirán los ojos alrededor de los diez días
de vida.
Para
alimentar a los cachorros durante los tres primeros meses, los padres, y en
ocasiones otros adultos, tragan y regurgitan la comida para ellos.
Crías de chacal - Biología |
Los
pequeños chacales maduran alrededor de los once meses de edad, pero ya son
independientes desde los tres meses y medio, aunque pueden quedarse con los
padres hasta los dos años. Su esperanza de vida puede llegar a los ocho años.
El tamaño adulto lo
alcanzan antes de cumplir el año de edad, pero el color definitivo de su pelaje
no lo tendrán hasta los dos años.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
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