El
petirrojo llama inmediatamente la atención por la atractiva mancha anaranjada
que le cubre pecho, garganta y cara. Es muy fácil verlo en jardines y parques,
alegrando el ambiente con su hermoso canto.
Es un
pájaro regordete y esa apariencia se acentúa cuando las temperaturas
descienden, ya que ahueca sus plumas para protegerse mejor del frío. Machos y
hembras lucen colores idénticos y ambos son igualmente territoriales. Los más
jóvenes no tienen el característico tono anaranjado, cubriendo su cuerpo de un
color marrón. La mancha rojiza les aparecerá meses más tarde, cuando cambien su
plumaje.
Les
gusta cantar posados en las ramas de los árboles, especialmente por las mañanas,
aunque en la temporada de cría cantan también por las noches. Su canto es
similar al del ruiseñor.
Es un
pájaro sociable, que se acerca con facilidad al ser humano. Se alimenta
principalmente de lombrices, arañas, insectos, frutas, caracoles y semillas. Gusta
de vivir cerca de zonas con agua. Su esperanza de vida está alrededor de los
cinco años.
Puede
hacer su nido en cualquier oquedad o grieta, desde troncos o muros de piedra,
hasta objetos abandonados, como regaderas, sombreros o macetas, aunque tampoco rechazará
nidos construidos por otras especies. Utiliza hojas, hierba, plumas y musgo. La
época de cría es en primavera y verano. Tanto el macho como la hembra incubarán
los huevos durante unas dos semanas y luego alimentarán a los pequeños
petirrojos hasta que aprendan a volar.
El petirrojo en la cultura
Al
petirrojo se le relaciona con actos bondadosos y con creencias religiosas.
Entre las leyendas que existen, está una que cuenta que el color rojo de su
pecho es porque intentó reconfortar a Jesucristo en la cruz, manchándose con su
sangre, que se quedó para siempre en su plumaje.
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Tarjeta de Navidad inglesa de 1934 |
También
se le asocia a las tormentas y por ello, en la mitología nórdica se le
relaciona con Thor, el dios del trueno y señor del clima.
Asimismo, se le asocia a
la Navidad. En Gran Bretaña, durante el reinado de Victoria I, la conocida como
época victoriana, los carteros iban vestidos de rojo y se les denominaba
“robin”, petirrojo en inglés.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
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