Leopold Chimani publicó un libro en 1827 donde relataba la historia de Joseph Resinguer, que nació en 1775 y se quedó ciego con 17 años, y él mismo enseñó a sus tres perros para que le ayudaran en el día a día. Más tarde, en 1845, Jacob Birrer, escribiría una nueva obra narrando sus conocimientos para instruir a perros lazarillos.
Historia del perro guía
En la Primera Guerra Mundial muchos soldados perdieron la visión, lo que llevó a dar los primeros pasos en el adiestramiento de perros lazarillo. El doctor Gerthard Satlling inauguró una escuela pionera en el mundo consagrada a la enseñanza de perros lazarillo para invidentes. La academia comienza su andadura en 1916, en Alemania. Al principio estaba orientada a los combatientes de la Primera Guerra Mundial, pero al experimentar sus óptimos resultados se inician tres proyectos más en distintas ciudades alemanas (Potsdam, Munich y Württemberg), donde ya se adiestran perros para invidentes al margen del estamento militar, siendo la raza estrella el Pastor Alemán, por su fama y sus inmejorables cualidades para esta tarea.
La labor llevada a cabo en estas ciudades alemanas se dio a conocer en el resto del mundo gracias a Dorothy Eutis, que en 1927 visitó la escuela germana y redactó un artículo en el periódico The Saturday Evening Post sobre el trabajo que se estaba realizando en Alemania con los perros lazarillo. La señora Eutis, cuya excelente reputación como instructora de perros de rescate para la Cruz Roja la precedía, era propietaria, junto con su marido, de un criadero en Suiza, cuyo nombre era Fortunata Fields.
El escrito publicado por Dorothy Eutis llegó a manos de un invidente americano llamado Morris Frank, que se sintió fascinado y decidió ponerse en contacto con la autora para pedirle vehementemente: "¡Adiestre usted un perro para mí, me trasladaré a Suiza si es necesario!". La señora Eutis, ante el entusiasmo del joven no tuvo más remedio que acceder. Poco tiempo después ambos inauguraron un centro para enseñar a futuros perros guía, que era al mismo tiempo residencia para invidentes, llamado The Seing Eye.
En España los perros lazarillo son adiestrados por la Fundación ONCE del Perro Guía, en Boadilla del Monte, que con sus 11.000 metros cuadrados está a la cabeza de todos los centros de adiestramiento de Europa. Se inauguró en 1998, tomando el relevo a las instalaciones que antiguamente había en Móstoles. El centro consta de oficinas, residencia canina, paritorio, quirófano, sala post-operatorio, unidad de cachorros, regiones de adiestramiento y áreas de juego.
La Fundación ONCE del Perro Guía suministra, sin ningún tipo de pago previo, un perro lazarillo a las personas invidentes que lo solicitan y cumplen las condiciones para ello. Aproximadamente, se conceden al año uno 100 animales para este propósito. El plazo de espera para lograr un perro guía está alrededor de los 18 meses y cuentan con ventaja las personas que ya han tenido antes uno de estos perros. La ONCE entrega el can a su nuevo dueño invidente, pero el animal sigue perteneciendo a la Fundación, que puede hacer uso de este derecho ante cualquier utilización indebida o maltrato del perro.
El papel del perro lazarillo es sumamente importante y el animal que lo va a llevar a cabo necesita un adiestramiento minucioso y especializado. Cuando le sea entregado a una persona invidente, el can se convertirá en sus ojos y le dará una libertad de la que antes carecía. Pero todo ello no se consigue en un mes ni en dos, requiere cubrir etapas de una manera adecuada y con mucha seguridad.
Los ejemplares más utilizados para esta labor son el Labrador Retriever, el Golden Retriever, el cruce de ambos y el Pastor Alemán. Los dos primeros meses de vida los cachorros están junto a la madre y se les va acostumbrando a oír toda clase de sonidos. Se les hace un minucioso control veterinario, examinando fundamentalmente la vista y el oído. Después se valoran sus cualidades para el trabajo que deberán desempeñar en el futuro: si son tranquilos, miedosos, si poseen inclinación a proteger su territorio o a perseguir hipotéticas presas, si son sociables, tanto con otros animales como con personas...
A partir de ese punto, cada perrito parte con una familia que generosamente lo cuidará y educará hasta que cumpla un año. Estas familias son voluntarias y lo único que se les pide es que tengan tiempo para dedicarle al cachorro y que residan en Madrid o provincias cercanas. Durante los meses que estén con estas familias tienen que habituarse a todo tipo de estímulos y ruidos: a las personas, la música, el sonido del tráfico, a ir en autobús y en metro... La Fundación ONCE se hace cargo de los costes veterinarios y de la alimentación, además de suministrar un seguro de responsabilidad civil. Los cachorros llevarán en sus salidas una pechera y una plaquita que les identifica como futuros perros lazarillo, lo que significa que por ley pueden acceder a cualquier establecimiento público y medio de transporte. Deben poder entrar sin ningún tipo de problema a restaurantes, cines, hospitales... Desgraciadamente ocurre que a algunos invidentes se les siguen poniendo trabas a la hora de acceder a según qué establecimientos, y es que la cultura respecto a los animales deja todavía mucho que desear en España.
La salud de estos perros es extraordinaria, ya que la Fundación ONCE lleva un control absoluto del cachorro y las visitas al veterinario son las necesarias. Por tanto, volvemos a repetir, estos canes deben poder acceder sin ningún tipo de problema a cualquier tipo de establecimiento y transporte público, pues no son mascotas, son perros lazarillo que están desempeñando una función muy importante.
Al cumplir un año de edad el perro regresa a la Fundación ONCE, donde empieza la segunda etapa de su educación. Se le va subiendo el listón con pruebas más difíciles y se le va dejando que sea su inteligencia canina la que tome las decisiones ante las dificultades. El instructor va confiando en el perro cada vez más, hasta el punto de que en el periodo final del entrenamiento se pone un antifaz y deja toda la responsabilidad a su guía canino.
Si el perro cumple todos los requisitos y su proceso de educación es satisfactorio, se pasa a la siguiente etapa: buscar a la persona invidente que tendrá la suerte de tenerlo por compañero durante los próximos años. El afortunado o afortunada se desplazará a la Fundación ONCE del Perro Guía, donde las siguientes tres o cuatro semanas vivirá una etapa de adaptación con su compañero canino. Si ésta es positiva, los nuevos amigos marcharán a casa y, sin duda, la vida de la persona invidente habrá cambiado positivamente para siempre. La Fundación ONCE nunca pierde el contacto con la persona que se lleva al perro, hay un apoyo permanente, para asegurarse de que todo funcione correctamente, y una ayuda incondicional.
Los perros que no responden bien al adiestramiento o que por cualquier faceta de su carácter no son aptos para convertirse en perros lazarillo, regresan a la familia que los acogió de cachorros si esto es posible. De otro modo, se busca otras familias o bien se quedan a vivir en la Fundación ONCE del Perro Guía.
Hay algunos puntos importantes a tener en cuenta para no protagonizar ningún suceso desagradable cuando el perro guía está ejerciendo su trabajo. Por ejemplo, no se debe tocar nunca el arnés del perro lazarillo, tampoco se le debe acariciar, si estás paseando a tu perro debes controlarlo para que no entorpezca ni distraiga al perro guía, no debes darle chucherías ni comida de ningún tipo... En resumen, no debes desviar su atención del trabajo que está realizando, el perro se convierte en los ojos de la persona invidente que va cogida de su arnés, no lo olvides. En ese momento no es una mascota cualquiera, es un perro guía desarrollando una importantísima misión.
La labor llevada a cabo en estas ciudades alemanas se dio a conocer en el resto del mundo gracias a Dorothy Eutis, que en 1927 visitó la escuela germana y redactó un artículo en el periódico The Saturday Evening Post sobre el trabajo que se estaba realizando en Alemania con los perros lazarillo. La señora Eutis, cuya excelente reputación como instructora de perros de rescate para la Cruz Roja la precedía, era propietaria, junto con su marido, de un criadero en Suiza, cuyo nombre era Fortunata Fields.
El escrito publicado por Dorothy Eutis llegó a manos de un invidente americano llamado Morris Frank, que se sintió fascinado y decidió ponerse en contacto con la autora para pedirle vehementemente: "¡Adiestre usted un perro para mí, me trasladaré a Suiza si es necesario!". La señora Eutis, ante el entusiasmo del joven no tuvo más remedio que acceder. Poco tiempo después ambos inauguraron un centro para enseñar a futuros perros guía, que era al mismo tiempo residencia para invidentes, llamado The Seing Eye.
Fundación ONCE
En España los perros lazarillo son adiestrados por la Fundación ONCE del Perro Guía, en Boadilla del Monte, que con sus 11.000 metros cuadrados está a la cabeza de todos los centros de adiestramiento de Europa. Se inauguró en 1998, tomando el relevo a las instalaciones que antiguamente había en Móstoles. El centro consta de oficinas, residencia canina, paritorio, quirófano, sala post-operatorio, unidad de cachorros, regiones de adiestramiento y áreas de juego.
Desarrollo de un perro guía
El papel del perro lazarillo es sumamente importante y el animal que lo va a llevar a cabo necesita un adiestramiento minucioso y especializado. Cuando le sea entregado a una persona invidente, el can se convertirá en sus ojos y le dará una libertad de la que antes carecía. Pero todo ello no se consigue en un mes ni en dos, requiere cubrir etapas de una manera adecuada y con mucha seguridad.
Los ejemplares más utilizados para esta labor son el Labrador Retriever, el Golden Retriever, el cruce de ambos y el Pastor Alemán. Los dos primeros meses de vida los cachorros están junto a la madre y se les va acostumbrando a oír toda clase de sonidos. Se les hace un minucioso control veterinario, examinando fundamentalmente la vista y el oído. Después se valoran sus cualidades para el trabajo que deberán desempeñar en el futuro: si son tranquilos, miedosos, si poseen inclinación a proteger su territorio o a perseguir hipotéticas presas, si son sociables, tanto con otros animales como con personas...
A partir de ese punto, cada perrito parte con una familia que generosamente lo cuidará y educará hasta que cumpla un año. Estas familias son voluntarias y lo único que se les pide es que tengan tiempo para dedicarle al cachorro y que residan en Madrid o provincias cercanas. Durante los meses que estén con estas familias tienen que habituarse a todo tipo de estímulos y ruidos: a las personas, la música, el sonido del tráfico, a ir en autobús y en metro... La Fundación ONCE se hace cargo de los costes veterinarios y de la alimentación, además de suministrar un seguro de responsabilidad civil. Los cachorros llevarán en sus salidas una pechera y una plaquita que les identifica como futuros perros lazarillo, lo que significa que por ley pueden acceder a cualquier establecimiento público y medio de transporte. Deben poder entrar sin ningún tipo de problema a restaurantes, cines, hospitales... Desgraciadamente ocurre que a algunos invidentes se les siguen poniendo trabas a la hora de acceder a según qué establecimientos, y es que la cultura respecto a los animales deja todavía mucho que desear en España.
Al cumplir un año de edad el perro regresa a la Fundación ONCE, donde empieza la segunda etapa de su educación. Se le va subiendo el listón con pruebas más difíciles y se le va dejando que sea su inteligencia canina la que tome las decisiones ante las dificultades. El instructor va confiando en el perro cada vez más, hasta el punto de que en el periodo final del entrenamiento se pone un antifaz y deja toda la responsabilidad a su guía canino.
Si el perro cumple todos los requisitos y su proceso de educación es satisfactorio, se pasa a la siguiente etapa: buscar a la persona invidente que tendrá la suerte de tenerlo por compañero durante los próximos años. El afortunado o afortunada se desplazará a la Fundación ONCE del Perro Guía, donde las siguientes tres o cuatro semanas vivirá una etapa de adaptación con su compañero canino. Si ésta es positiva, los nuevos amigos marcharán a casa y, sin duda, la vida de la persona invidente habrá cambiado positivamente para siempre. La Fundación ONCE nunca pierde el contacto con la persona que se lleva al perro, hay un apoyo permanente, para asegurarse de que todo funcione correctamente, y una ayuda incondicional.
Los perros que no responden bien al adiestramiento o que por cualquier faceta de su carácter no son aptos para convertirse en perros lazarillo, regresan a la familia que los acogió de cachorros si esto es posible. De otro modo, se busca otras familias o bien se quedan a vivir en la Fundación ONCE del Perro Guía.
Lo que hay que saber sobre el perro lazarillo
Hay algunos puntos importantes a tener en cuenta para no protagonizar ningún suceso desagradable cuando el perro guía está ejerciendo su trabajo. Por ejemplo, no se debe tocar nunca el arnés del perro lazarillo, tampoco se le debe acariciar, si estás paseando a tu perro debes controlarlo para que no entorpezca ni distraiga al perro guía, no debes darle chucherías ni comida de ningún tipo... En resumen, no debes desviar su atención del trabajo que está realizando, el perro se convierte en los ojos de la persona invidente que va cogida de su arnés, no lo olvides. En ese momento no es una mascota cualquiera, es un perro guía desarrollando una importantísima misión.
Beatriz Moragues - Todos los Derechos Reservados
Artículo originalmente publicado en la revista El Mundo del Perro
Artículo originalmente publicado en la revista El Mundo del Perro
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