viernes, 6 de mayo de 2016

El guepardo: velocidad y elegancia en la naturaleza

El guepardo pertenece a la familia de los félidos. Su silueta elegante y su singular pelaje, hacen de él uno de los animales salvajes más hermosos de este planeta.

Este veloz felino habita principalmente en la amplia y frondosa sabana africana, un lugar ideal para que pueda ejercitar su asombrosa velocidad.

Características del guepardo


Como el extraordinario cazador que es, posee una agudeza visual que le permite divisar a su presa a increíble distancia, para después acercarse sigilosamente y lanzarse sobre ella por sorpresa.

En su persecución puede rozar los 100 km/h, incluso superarlos, pero sólo por un corto espacio de tiempo. Tan extrema velocidad le agota rápidamente y necesita descansar para recuperarse.

Guepardos

Utiliza su larga cola para conservar el equilibrio, y poder efectuar giros súbitos cuando persigue a una presa.

Las uñas del guepardo no son retráctiles, y sus almohadillas plantares son rígidas. Ambas peculiaridades le permiten una mayor sujeción en la carrera.

Este felino es un excelente cazador. Sin embargo, es el más pequeño y apacible entre los enormes felinos que le rodean, lo que le obliga a cazar generalmente en las horas centrales del día, cuando sus enemigos están al resguardo del calor.

El guepardo sale de caza frecuentemente, ya que a diferencia de otros animales salvajes, rechaza los restos que encuentra en su camino, buscando siempre caza nueva para alimentarse. Sus principales presas son gacelas, impalas, cebras y antílopes.

Las hembras viven en solitario, y sólo se unen al macho en el periodo de celo. Mientras sus compañeros masculinos pueden vivir solos o en pequeños grupos.

Reproducción del guepardo


Los cachorros de guepardo nacen ciegos, pero abren los ojos prontamente, a los ocho o diez días de vida, incluso a veces antes, y pesan al nacer entre 200 y 300 g. Los primeros dientes les salen a las tres semanas, y a los seis meses dejarán de alimentarse de su madre.

La hembra de guepardo puede tener hasta ocho crías en el parto, aunque el número más común se encuentra entre tres y cinco. El periodo de gestación dura alrededor de tres meses.

La mortandad de los cachorros es muy alta, rozando el 90%. En parte es debido a que los pequeños guepardos son víctimas de otros predadores mayores, como leopardos y leones.

Cría guepardo

Para evitar su muerte, la madre cambia a las crías de guarida cada varios días. Cuando son muy pequeños los lleva en la boca, y cuando crecen caminan tras ella, pero esto no ocurre hasta que cumplen un mes de vida. La hembra se ocupa en solitario de cuidar y proteger a sus pequeños, y más tarde de enseñarlos a cazar.

Los cachorros tienen el lomo cubierto por una espesa mata de pelo que lucen hasta los cuatro meses de edad, momento en que la pierden y les aparecen las características manchas.

Los jóvenes guepardos se independizan al año y medio, aunque los hermanos se mantienen juntos entre ellos todavía unos meses, hasta que cada cual inicia su camino en solitario. Un guepardo en libertad puede llegar a vivir aproximadamente trece años.

El guepardo real


En 1920 se descubrió un guepardo distinto, ya que las manchas características de su pelaje se unen, formando en el lomo bandas que le diferencian de sus congéneres. Esta singularidad se produce por una mutación genética, pero es muy escasa, ya que el gen recesivo que la produce debe ser recibido de los dos progenitores.

También existen guepardos blancos y oscuros o negros, pero se trata de ejemplares muy escasos.

El guepardo doméstico


Antiguamente el guepardo era un animal doméstico, y también se le preparaba para cazar. Tener guepardos estaba sólo al alcance de las clases altas. Se cuenta que el emperador mongol Akbar el Grande poseía en su reino miles de guepardos que utilizaba para la caza.

El guepardo está calificado como especie “vulnerable” en la Lista Roja de la UICN.  Y en el Anexo I de la CITES como especie en peligro de extinción. En nuestros días no se alcanza la cifra de 12.000 guepardos.

Leyenda zulú


Las líneas de lágrimas que marcan el rostro del guepardo, tienen su origen para el pueblo zulú en una bonita historia.

Guepardo

Cuentan que un cazador se llevó las crías de una hembra de guepardo. Cuando la madre regresó y no encontró a sus cachorros, lloró desconsoladamente. Al enterarse los sabios de la tribu de lo que había ocurrido, buscaron al cazador y lo echaron del poblado. Los pequeños guepardos regresaron con su madre, pero la huella de la tristeza vivida ese día quedó para siempre reflejada en su rostro.


Beatriz Moragues - Todos los Derechos Reservados


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