Los elefantes son los mamíferos terrestres de mayor tamaño y con el cerebro más grande. Su esperanza de vida es similar a la de las personas, y además poseen una gran capacidad para recordar y aprender. Prepárate para sumergirte en el maravilloso mundo de los elefantes, porque con seguridad te va a sorprender.
Durante siglos se ha utilizado a los elefantes como instrumentos de trabajo, como objeto de diversión o para llevar a cabo acciones bélicas. Sin embargo, ha sido el comercio de marfil el que los ha colocado al borde de la extinción.
Características del elefante
El elefante no para nunca de crecer. Por lo tanto, el de mayor tamaño de una manada, suele ser también el más longevo. El cerebro de un elefante hembra puede llegar a pesar más de 4 kg y el del macho está rozando los 5´5 kg.
Los colmillos afloran al nacer, y van creciendo con el paso del tiempo. Hacia los 60 años de edad, los colmillos de un elefante macho pueden pesar 60 kg. Los utiliza para escarbar en la tierra buscando raíces o para separar la corteza del tronco de los árboles. En la relación con otros animales, les sirven para defenderse.
La trompa es muy importante para ellos, ya que no alcanzan el suelo con la boca y este apéndice les permite tanto coger plantas y frutas del suelo, como de los árboles. También la utilizan para saludar, coaccionar, echarse tierra o agua por encima del lomo, beber, rascarse, lanzar objetos y acariciar a los pequeños elefantes. Asimismo, la usan como esnórquel, o tubo de buceo, para respirar cuando deben cruzar un río y no tienen más remedio que introducirse completamente en el agua.
La alimentación de los elefantes
El elefante puede pasar más de 15 horas al día intentando conseguir alimento y comiendo. Dependiendo de donde habite y del clima, puede comer hojas, hierba, fruta, flores y plantas de todo tipo.
Su gran tamaño le obliga a consumir gran cantidad de alimento. Un elefante adulto puede necesitar hasta 150 kg de comida diaria y 160 litros de agua, líquido que en ocasiones puede beber en solo cinco minutos. Cuando se alargan las épocas secas, puede cavar agujeros con sus colmillos y trompa hasta localizar el agua que necesita.
Vida social
Los elefantes se mueven de una manera muy desigual, dependiendo de las circunstancias y de cada individuo. Una investigación realizada en Kenia descubrió que si un elefante estaba en un entorno donde disponía de la suficiente agua, tan solo andaba unos 3 km diarios. Sin embargo, si se encontraba en una zona seca o falta de alimentos, podía caminar hasta 30 km buscando calmar su sed o su hambre.
Otro modo de trasladarse de los elefantes, es en las estampidas. No son muy usuales y suelen llevarse a cabo en las horas nocturnas, en las que estos animales aprovechan para atravesar a buen paso (hasta 4 km/h) espacios que suponen algún peligro para ellos, hasta ponerse a salvo en territorio seguro.
Los elefantes viven en comunidad y manifiestan una conducta sumamente interesante, hasta el punto de que muchos investigadores piensan que su manera de actuar apunta a que poseen la capacidad de percibir lo que sienten otros elefantes.
Las hembras viven en grupos formados por otras hembras y sus crías. Generalmente se trata de una hembra mayor, con sus dos o tres hijas, y sus respectivas crías.
La unión entre la familia es muy fuerte, y la hembra de más edad es la que dirige el grupo. Cuando surge algún peligro, establecen una zona de protección, donde los pequeños elefantes quedan en el centro, escudados por los enormes cuerpos de los adultos. La matriarca será la que afronté al enemigo directamente, haciéndolo huir la mayoría de veces. Sin embargo, si el adversario es un cazador, será la primera víctima.
Cuando un elefante resulta herido, el resto del grupo se apresura a ayudarle. Con gran estruendo, intentan que se levante o se unen para llevárselo entre todos.
Cyntia Moss, experta en elefantes, explica lo que hizo una familia a la que estaban realizando un seguimiento, cuando una de las hembras recibió un disparo mortal: “Teresia y Trista se pusieron frenéticas, y se arrodillaron e intentaron levantarla. Metieron los colmillos por debajo de su lomo y de su cabeza. Durante un instante consiguieron incorporarla y dejarla sentada, pero el cuerpo se desplomó de nuevo. Su familia intentó de todo para despertarla, golpeándola con las patas y los colmillos, y Tullulah incluso se fue a recoger un puñado de hierba con la trompa e intentó metérselo en la boca”.
Elefantes macho
Los machos jóvenes abandonan la manada prontamente, hacia los 7 años, y empiezan su camino en solitario. En ocasiones al hacerse adultos pueden unirse con otros elefantes, pero serán manadas inconstantes y cambiantes. Nada que ver con la familia estructurada de las hembras.
Hacia los 20 años entran en un período llamado musth, en la que su agresividad aumenta y se dedicarán a rivalizar y a desafiar a otros machos. Pueden estar en esta fase hasta dos meses, vagando de un sitio a otro en busca de hembras en celo.
Como ocurre con otros animales, en este periodo los machos comen mucho menos y adelgazan, aprovechando las grasas que tenían almacenadas en el organismo.
La reproducción en los elefantes
Las hembras alcanzan la madurez sexual aproximadamente a los 10 años, y el mayor índice de partos se sitúa entre los 25 y 45 años. En ese espacio de tiempo pueden tener una cría cada tres o cuatro años.
El embarazo les ocupa 22 largos meses, y los retoños pesan al nacer cerca de 120 kg. En el momento del alumbramiento, las demás hembras pueden situarse cerca de la cría para limpiarla o animarla a ponerse en pie. A partir de ahí, el pequeño elefante queda al cuidado de toda la manada.
La supervivencia es del 80%, a pesar de que sus mayores enemigos en esa etapa son las hienas, los leones y los cocodrilos.
Los elefantes y la muerte
Se sabe que los elefantes muestran gran intranquilidad ante otros congéneres muertos y aunque no se conocen datos exactos, sí se ha advertido que la muerte y el sufrimiento les altera y que sin ninguna duda muestran asombrosas conductas compasivas cuando se encuentran con un elefante muerto o simplemente triste.
Volvemos a la experta Cinthya Moss, que en su libro Elephant Memories relata otra experiencia sobre la misma manada a la que se ha hecho referencia en párrafos anteriores: “Se quedaron junto al cuerpo de Tina, tocándolo con suavidad… Como el terreno era rocoso y el suelo estaba húmedo, no había tierra suelta, pero intentaron escarbar… y cuando consiguieron sacar un poco, la esparcieron sobre el cadáver. Trista, Tia y otros más, se alejaron y rompieron algunas ramitas de los arbustos de alrededor, las trajeron y las dejaron sobre el cuerpo… Al anochecer, prácticamente lo habían enterrado con ramas y tierra. Entonces permanecieron allí en vigilia, durante casi toda la noche, y solo cuando empezaba a amanecer, y de mala gana, comenzaron a irse”.
Los elefantes en la actualidad
Actualmente, los elefantes salvajes solo se encuentran en Sri Lanka, Indonesia, la India, Indochina y el África subsahariana.
Los cazadores furtivos son los principales responsables de su desaparición, buscando un marfil que en el mercado negro puede alcanzar el precio de 2500 dólares por kilo, y que se utiliza tanto para artesanía como para realizar las pócimas más absurdas. El dinero que se consigue con esas matanzas, se utiliza muchas veces para comprar armamento y seguir alimentando los conflictos en determinados países.
Beatriz Moragues - Todos los Derechos Reservados
Excelente artículo y blog.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Gracias a ti Maite por tus palabras. Un saludo.
Eliminar¡Oleee olee y olee! Pedazo de post pues me ha encantado :)
ResponderEliminarNo sabía nada de esto sobre los elefantes así que gracias por la información porque a sido muy entretenido leerte ^^
Muchas gracias. Ya sabes eso de que nunca te acostarás sin saber una cosa más :-)
EliminarCreo que es mucho más que una curiosidad. Estoy estudiando la forma de vida de todos los 'animales' y no sólo los encuentro iguales a los humanos (eso sería antropocentrismo) sino mucho mejores que nosotros, especie despistada y sin norte.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Indudablemente son seres maravillosos y es necesario que les demos su sitio y el respeto que merecen. Compartimos el mismo mundo y, al fin y al cabo, los humanos no dejamos de ser animales también. Somos más complejos, lo que no quiere decir que seamos mejores. Saludos!!
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