La apariencia del Ocicat recuerda a un pequeño Ocelote o Leopardo. Difícilmente pasa desapercibido, por lo que quien quiera deleitarse teniendo el sabor de la selva en casa debería acercarse a esta raza, con la seguridad además de que no va a recibir ningún zarpazo mortal, ya que es un minino tremendamente cariñoso y sociable.
Resulta sencillo imaginarlo en la espesura de la selva, a pesar de que él opte por la tranquilidad de nuestra casa y la comodidad de nuestro sofá. Es un gato singular, al que le gusta el agua y puede aprender a sentarse a cambio de una recompensa. Todo aquel que se acerque a su figura, a buen seguro no va a quedar defraudado ni por su personalidad, ni por su belleza.
Reproducción del Ocicat
El periodo de gestación de las gatas, en general, suele ser de 63 días, pero puede variar desde los 55 a los 70 días. Los criadores están muy pendientes durante todo el proceso, pero especialmente en el tramo final para evitar cualquier problema. A partir del mes y medio, aproximadamente, se le proporciona a la futura madre un alimento más proteico y más rico en vitaminas y minerales, que se continuará dando mientras amamante a sus pequeños.
Cuando la gatita siente que está a punto de que se produzca el parto, buscará su lugar, generalmente su cestita que estará colocada en un lugar tranquilo y a la temperatura ambiente adecuada. El tamaño de las camadas suele ser de 3 a 6 gatitos, aunque puede variar desde 1 a 7. La gata puede tener el primer gatito y tardar minutos u horas en expulsar al siguiente, por lo que se suele hacer una ecografía unos 15 días antes del parto para saber con exactitud cuantos gatitos hay y tener la seguridad de que el parto funciona correctamente.
Una vez nacen todos, la madre se come la placenta, corta el cordón umbilical de sus pequeños y los limpia intensamente, impidiendo así que cualquiera de sus orificios quede obstruido, especialmente aquellos que les permiten respirar.
Los gatitos nacen ciegos y sordos, con los órganos internos sin formar totalmente, y no abren los ojos hasta las dos semanas de vida aproximadamente. Lo primero que harán es buscar instintivamente las mamas de su madre para alimentarse, que durante los primeros días estará horas enteras tumbada y ocupada sólo de nutrir a sus cachorros. Bajo ningún concepto se debe separar a los gatitos de su madre antes de los dos meses. Generalmente, los criadores del Ocicat no entregan los cachorros a su nueva familia hasta que éstos no tienen trece semanas de vida, pero a partir de la 5-6 semana algunos permiten las visitas de la futura familia.
Lo que es indudable, y cualquiera que haya intentando sacar un cachorro de pocos días adelante sin su madre lo sabe, es que las gatas hacen un trabajo admirable e inmenso al cuidar a sus pequeños.
El Ocicat
Fernand Mery, escritor francés, dijo: "Dios creó al gato para que la humanidad pudiera tener el placer de acariciar al tigre". Esta frase parece haber sido escrita especialmente para el Ocicat, no en vano, su nombre proviene del gran parecido que tiene con su pariente salvaje, el Ocelote.
Este felino doméstico es originario de Estados Unidos, y la creación de la raza podríamos decir que fue algo accidental. Virginia Daly, criadora americana, decidió crear una raza de gato diferente, pero en ningún momento tuvo la idea de un "gato salvaje". Después de realizar varios cruces de razas, en una de las camadas apareció un gatito que disparó de inmediato la expresión "¡parece un cachorro de ocelote!". Después de un tiempo se buscaría ya un gato que expresamente se asemejara a un felino salvaje, y así nació el Ocicat. La Federación Internacional Felina (FIFe) le reconoce en 1992. Este minino es tremendamente popular en Estados Unidos, sin embargo es muy desconocido aquí en España.
Es un gato corpulento, pero no grueso, pesa entre dos y seis kilos. Su pelo es moteado, y los colores aceptados son el chocolate, azul, marrón, lila, canela y el amarillo pálido. Los tonos más claros estarán en el rostro y en la barbilla. Las motas más oscuras serán las de las patas, la cola y la cara. Los criadores ingleses y alemanes propiciaron en gran parte la mejora del color, llegando a un espléndido rojo y también al canela.
Este pequeño ocelote no necesita cuidados especiales, cepillarle habitualmente será suficiente. Su dieta debe ser equilibrada, como la de cualquier otro gato, y que le aporte todos los nutrientes necesarios. Su salud es buena, esta raza no presenta dolencias específicas.
A pesar de su aspecto salvaje, éste es un gato cariñoso y dócil, muy amigable y travieso. Sus enormes ojos, aceptados de cualquier color menos azules, se encargan de saciar su curiosidad con la inteligencia que lo caracteriza. Suele llevarse bien con otros gatos, y si se le acostumbra desde pequeño incluso con perros, aunque habrá que tener cuidado con los roedores y pájaros, pues su instinto cazador saldrá a la luz con ellos. Sin duda le agrada la compañía de las personas, hay quien destaca su fidelidad, aunque sin olvidar ese punto independiente que caracteriza a los felinos caseros. Se le puede enseñar a pasear con correa, incluso a que traiga cosas como si de un perrito se tratase. Si desde cachorro se le habitúa, puede viajar sin ningún problema. Lo cierto es que es un gato extraordinariamente inteligente y particular, muy sociable, por lo que no es adecuado para personas que lo vayan a dejar largas temporadas solo.
Actualmente, aparte de Estados Unidos, el Ocicat se puede encontrar también en países como Japón, Nueva Zelanda, Holanda, Italia, Finlandia, Canadá, Australia, Inglaterra, Suecia, África, Tailandia y Argentina.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
Articulo publicado en El Mundo del Gato
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