domingo, 17 de abril de 2016

Razas de gatos: Chartreux

El Chartreux forma parte de los llamados "gatos azules", junto al Korat, el Azul Británico y el Azul Ruso. La singularidad de su pelaje lo convierte en un ejemplar único. Es un felino de un tamaño considerable, y su inteligencia y dulzura son proporcionales a su envergadura física. Parece ser que su nombre proviene de un tejido lanoso, que se importaba de Francia en el siglo VIII, llamado pile des chartreux. También se le conoce como gato Cartujo.

Su origen es francés, aunque existen varias hipótesis sobre su nacimiento. Una de ellas afirma que aparece por primera vez en estado salvaje en la zona que abarca hoy en día Irak, Irán, Siria y Turquía, y llega a Europa con los cruzados que retornan de la lucha.

Otra teoría señala que nació en Francia y fue criado por monjes cartujos, que lo utilizaban primordialmente como cazador de roedores, lo que les permitía mantener a salvo sus bibliotecas del ataque de los ratones. Aunque es imposible saber con exactitud cuál fue su cuna, lo que parece innegable es que es una de las razas más arcaicas de las que se tiene conocimiento.

Chartreux

Los gatos azules son conocidos desde el siglo XVI en Francia. El poeta francés Joachim Du Bellay citaba a su gato Belaud en uno de sus poemas, corría el año 1558. Y en el siglo XVIII el taxonomista Carlos Linneo, en su  Systema Naturae, utiliza la expresión latina "Catus Caeruleus", es decir, "Gato Azul" y lo califica como una raza singular.

Importantes personajes han compartido parte de su vida con un Chartreux, entre ellos el general De Gaulle, militar, escritor y político francés, al que acompañaba una de estas bellezas azules llamado "Gris-Gris". También la escritora francesa Sidonie Gabrielle Colette habló de esta raza en varios de sus libros, diciendo cosas como: "Un gato es un gato... Seguramente es blanco cuando camina por la nieve, oscuro en la noche y rojo cuando va a robar fresas".

Desgraciadamente, entre los siglos XVII y XVIII su hermoso manto fue utilizado por la industria peletera, llevándole al borde de la desaparición. 

El siglo XX descubre su belleza de nuevo, y se convierte en una mascota requerida por muchos amantes de los gatos. En la década de 1920 son las hermanas Léger, que comparten su entusiasmo por este felino, las que recogen a dos de estos gatos que vagabundean sin hogar y deciden apostar por una mejora de la raza y emprender el camino de la cría selectiva. A partir de ese momento el Chartreux vive una etapa dorada, hasta que diversos criadores deciden cruzarlo con el Azul Británico, pero el resultado es desfavorable y lleva a la prohibición de dichos cruces.

Características del Chartreux


El Chartreux o Cartujo es un gato de tamaño mediano a grande (puede llegar a pesar hasta 7,5 kg) y de aspecto musculoso, de hecho es el más grande después del Maine Coon. Los machos son de mayor tamaño que las hembras. Su pelo es corto, suave y tupido, como lanoso, con gran impermeabilidad al agua. Su cola es de extensión mediana, más amplia en la raíz y estrechándose ligeramente hasta acabar en un extremo ovalado.

Chartreux

Su cabeza tiene la forma de un trapecio invertido, con las orejas altas, levemente separadas, proporcionándole el aspecto de estar continuamente vigilante. Tiene un hocico muy singular, con las almohadillas de los bigotes muy pronunciadas, lo que le otorga una expresión tremendamente simpática, como si sonriese. Sus ojos son grandes y expresivos. Pueden ser de color miel, amarillo-ámbar, oro, cobre o anaranjado.

Su color tan característico va del azul-gris claro, hasta el azul-pizarra. Tienen el pelo atigrado hasta los seis o doce meses, pero esta particularidad va desapareciendo hasta llegar al color azulado uniforme. Su piel también es azul, su nariz azul-gris-rosada y las almohadillas de las patas grises-rosadas.

Convivir con el Chartreux


El Chartreux es un gato con características perrunas, si se le acostumbra desde pequeño puede tolerar perfectamente los viajes en coche y se le puede sacar a pasear con un arnés y una correa, como si de un perrito se tratase. Además, no es extraño verle correr hacia la puerta cuando oye el timbre de la misma. Es un animal muy inteligente, por lo que con paciencia y tiempo aprende variedad de habilidades y juegos. 

Esta belleza azul posee además una marcada personalidad, al mismo tiempo que sensibilidad y equilibrio. Es un felino dócil, independiente, tranquilo y cariñoso. Se acomoda perfectamente a situaciones nuevas, siempre que tenga un lugar donde reposar sin tener que soportar excesivos agobios, pues le gusta que respeten su espacio.

Su salud es muy buena, es prácticamente invulnerable a la mayoría de enfermedades que pueden afectar a otras razas y raramente presenta ningún tipo de problema, por lo que lo más probable es que las visitas al veterinario se limiten a las típicas vacunas.

Chartreux

Es un gato que no presenta un desarrollo completo hasta bien entrada la edad adulta, por lo que su alimentación hasta ese momento deberá ser alta en proteínas, a veces hasta casi los cuatro años de edad, sobre todo en los machos que son más lentos en ese aspecto. También habrá que cuidar la cantidad, pues le encanta comer y no es extraño que engorde más de lo aconsejable, sobre todo si está esterilizado. El agua, como siempre, nunca debe faltarle.

Es un minino que no nos dará muchos quebraderos de cabeza a la hora de cuidarle, pues al tener el pelo corto no requerirá grandes atenciones. Eso sí, no se deben pasar por alto cepillados periódicos para hacer desaparecer el pelo inservible y que su manto pueda lucir en todo su esplendor. Asimismo, deberemos vigilar también sus oídos, posiblemente más que en otras razas.

El Chartreux, como todos los gatos, es un artista que representa mil papeles. Le tenemos dormido en nuestro sofá durante gran parte del día, pero por la noche puede salir a escrutar la oscuridad y recorrer caminos insondables con sus ojos de oro. Al día siguiente, lo tenemos de nuevo echado sobre la cama, con la expresión más feliz en su rostro. Nada nos cuenta de sus correrías nocturnas. No sabemos si ha caminado por el jardín o ha ampliado distancias hasta llegar al cielo. Y quién sabe, tal vez sean ciertas las palabras de Julio Verne: "Creo que los gatos son espíritus venidos a la Tierra. Un gato, estoy convencido, puede caminar sobre una nube".

Beatriz Moragues - Todos los Derechos Reservados
Artículo publicado originalmente en la revista El Mundo del Gato


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